Para iniciar esta nota que no he de enviarte, es importante dejar claro que aunque pertenezcan a la segunda categoría gramatical de los verbos no finitos, "querer" y "poder", contigo siempre se me conjugan en imposible.
Por más que quería estar contigo, no podía seguir ahí, frente al paredón de tu mirada, esposada a tu silencio. Hoy, tuve que huir en contra de mi voluntad, de mis ganas de estar contigo (primera del infinitivo) y así logré escapar (de forma no tan infinita) a la agonía que me produce tu silencio.
Generalmente las palabras anuncian, para mí en cambio, estos días me han enseñado a descifrar lo que anuncia el silencio; con sus filosos dientes de aire que se muestran en la vacuidad de tu mirada. Con sus garras estiradas que me alcanzan aunque esté a kilómetros de ti. Ese silencio que es como una noche sin luna.
Hoy quería, pero no pude y ahora la ausencia.