“Hola mi nombres es Agua y soy adicta”
Confieso ante este grupo, que tengo una severa y perversa adicción; que muchas veces pienso que puedo controlarla y hasta lo hago, pero en otras toma control de mí como un presagio de soledad perpetua.
Yo por supuesto lo negué, sin embargo después de darle vueltas al asunto, caigo en cuenta que el primer paso para superar ésto es admitirlo, y lo admito porque ahorita estoy en el bajón y he pensado que puedo exorcizar un poco de esto, contándolo, tal cual lo hacen los drogodependientes y los alcohólicos.
Se han creado drogas a partir de elementos naturales, pero en el ansia de mejorarlas han creado nuevas sustancias psicodélicas a partir de elementos químicos como base. Ninguna nueva droga ha superado a los opiáceos, que son una de las formas elevadas a través de las cuales se manifiestan los viajes de la conciencia. El placer y la adicción inmediata resultan del uso de sustancias resultantes de procesos químicos, no cuando se consume la sustancia en su estado natural.
He intentando repetidas veces, alejarme de lo que siento, asumir que la droga mata, que efectivamente la dependiente soy yo y que del otro lado no pasa nada y sin embargo hoy asumo que el síndrome de abstinencia hace que sea imposible la desintoxicación y completa recuperación de mi adicción.
Entonces puedo decir, que soy adicta a la forma humana que más se acerca a los frutos de la amapola.
LA HEROÍNA
La heroína es una droga derivada de la planta Amapola y pertenece a una clase de drogas denominada “opiáceos”. En el siglo XIX los opiáceos eran remedios populares.
Cuando se consume por vía intravenosa, esta sustancia de gran potencia alcanza rápidamente el cerebro y produce un “flash” o “hit”, como se le llama habitualmente a su efecto inmediato.
Los efectos de la heroína dependen de diferentes factores:
- Las características de la sustancia y la forma en que la consumas
- Tus características personales
- Las circunstancias en las cuales consumes la droga
En los “flash o hits” la heroína produce una sensación de transportación y viaje placentero, distorsionando la realidad y provocando severas alucinaciones que el usuario confunde luego con la realidad.
SINDROME DE ABSTINENCIA
Este es el principal obstáculo en el tratamiento para dejar la heroína. Y lo es porque en personas con dependencia de la heroína, la interrupción abrupta y sin tratamiento adecuado del consumo puede causar problemas físicos severos.
Por otro lado, los riesgos del síndrome de abstinencia para el paciente no se limitan a la severidad de las perturbaciones físicas, especialmente cuando la desintoxicación se ha llevado a cabo de forma ambulatoria y sin un seguimiento adecuado.
Los pacientes en tratamiento ambulatorio de desintoxicación de heroína corren el riesgo de automedicarse para paliar los síntomas de abstinencia y eso puede llevar al paciente a consumir otras sustancias que únicamente incrementaran la sensación de malestar, además de producir lo que se conoce como el “bajón” o “pálida”.
Unos síntomas de abstinencia de la heroína que pueden emerger a las pocas horas del último consumo y se agudizan entre las 36 y las 72 horas posteriores a ese consumo, manteniéndose a lo largo de entre siete y diez días. En el caso de dejar la heroína por la metadona, un opiáceo de acción más prolongada, los síntomas de la abstinencia comienzan entre las 24 y las 48 horas posteriores a la última dosis, se agudizan durante o después del tercer día, y van disminuyendo a lo largo de varias semanas. En algunos casos, la recuperación total puede tardar más.
NOTA
Estas son mis primeras 48 hrs.