Friday, October 26, 2007

entre la palabra y el desdén...

a cada minuto de melancolía... un verso
a cada nostalgia derramada... un cuento
y para cada recuerdo... un nombre

Thursday, October 25, 2007

El primer orgasmo

Hace un tiempo atrás era la tarde y fue el amor. No fue ni el primero ni el último momento de amor que he tenido, sin embargo fue distinto a cualquier otro que recuerde.
Para ese tiempo, corrían los días de la desilusión y el desengaño; y corría su cuerpo sobre el mío como consuelo y sueño de futuro. Eran tiempos de llanto en la mañana y pasión risueña por las tarde, las noches casi no existían sino que para escapar de casa y la eternidad nos duró cuatro meses.

Entonces un día era la tarde y fue el amor, llegó como siempre y el ritual sin mayores condiciones se inició. Primero los zapatos, en su caso zapatillas. Luego las camisas y aquí un poco de conversación, unos tantos besos, después el pantalón.

Aquí yo me abandonaba a su cuerpo, me masturbaba en el beso que me plantaba entre las costillas y la cadera. Después de alargar el momento de embestir, domada por su fuerza y domesticada en el instinto, se posó en mi vientre una sensación de muerte que se extendió por todas partes. Era la muerte y nada más, fue la agonía, la ansiedad, la alegría, el pánico. Fueron tus ojos y mi boca, el miedo a caer; fue lo desconocido y el descubrimiento.
Esa tarde, sin el más mínimo esfuerzo me plantaron el primero de mis orgasmo. La muerte repetida tantas veces como arremetían sus carnes sobre mi espalda. Sus piernas, anclas para salvar del vértigo y la explosión.

Siempre fue todo muy cooperativo para los momentos del amor, sin embargo, cuando era la tarde y fue ese amor, por el ombligo sembró la semilla que invadió mi centro, hasta florecerme un puñado de llanto y risa por la boca.

Thursday, October 04, 2007

Esto no es una elegía

Tú me recuerdas el prado de los soñadores
El muro que nos separa del mar, si es de noche
Tú me recuerdas sentada, ciertos sentimientos
Qué nunca se sabe que traen en las alas
Si vivos o muertos, si vivos o muertos
Me quito el rostro y lo doblo encima del pantalón
Si no he de decir tu nombre, si ajeno se esconde
No quiero expresión
Suelen mis ojos tener como impresos sus sueños, risueños
Tú me recuerdas las calles de La Habana Vieja
La Catedral sumergida en su baño de tejas
Tú me recuerdas las cosas, no se, las ventanas
Donde los cantores nocturnos cantaban
Amor a La Habana, amor a La Habana
Esto no es una elegía, ni es un romance, ni un verso
Más bien una acción de gracias
Por darle a mis ansias razón para un beso
Una modesta corona encontrada en la aurora
Tú me recuerdas el mundo de un adolescente
Un seminiño asustado, mirando a la gente
Un ángel interrogado, un sueño acostado
La maldición, la blasfemia de un continente
Y un poco de muerte, y un poco de muerte

Autor: Silvio Rodríguez

Tuesday, October 02, 2007

Dialogos en el baño ministerial...

Una señora desconocida con peinado alto, rimbombante y mucho rubor en las mejillas me acosó en el baño diciendo: “ay ay ... cuanto miao... ¿usted come avena?”

¿¿¿¿AVENA???? ¿y por qué diablos comería yo avena?-- pensé y gentilmente guarde silencio mientras entraba al asqueroso cubículo destinado para la micción y demás descargas orgánicas.

A lo que la señora continuó diciendo (mientras yo ya hacia pipi y ella también: “es que tengo el colesterol en 350 y los trigliceridos igual”

y yo no puede mas que asombrarme y expresarlo, mientras miraba el piso, porque tenía esa posición que las mujeres adoptamos en los baños públicos. (por favor sépanr que no hay algo más publico que un baño ministerial)

entonces grite: JESUS!!!!, debe cuidarse...
ella respondió: Santo padre alabado usted tiene razón, yo debo tener más fe y comer más avena.
Inmediatamente dio por terminado el diálogo y se fue.

Ahora me quedan tres preguntas:
- ¿Mi fe está tan débil, porque detesto la avena?
- ¿Qué tipo de vínculo tienen una cosa y la otra?
- ¿Por qué en este lugar a la gente le gusta tanto conversar en los baños mientras descargan sus toxinas?