Thursday, February 15, 2007

Trabajo para una institución del Estado.

Vivo en un Estado autónomo, libre, democrático y laico.
En mi democrático país nadie decide, nadie se entera, nadie pregunta. Es tan libre que cierran (en hora pico) la principal arteria vehicular que CRUZA el país a lo ancho para realizar los preparativos de las fiestas de la carne. Fiestas programadas para beber, comer, tener sexo, beber más, volver a comer y estar mojados y mojadas todo el tiempo; de pies a cabezas, pero sobre todo entre las piernas.

Me enorgullece la laicidad que cierra vías, paraliza las operaciones estatales, invierte 3 millones en “diversión para el pueblo”, pero sin condones por aquello de no preocupar a la iglesia. Pero sin gays ni lesbianas, por aquello de no DAR UN MAL EJEMPLO a la juventud; quienes ahora fornicaran sin fácil acceso a los condones para crear a su vez, una desproporcionada tasa de natalidad en noviembre sin muchas opciones a futuro.

Como dije, vivo en un Estado libre y autónomo, que le debe el alma de cada uno de sus ciudadanos al BID, FMI o el BM…

Esto no va para ningún lado… pero tenía todas estas ideas en la cabeza…
Después escribiré algo más coherente, por ahora quería pensar en algo trivial que no fuera seguir contando las láminas del cielo raso.

1 comment:

Eyra Harbar said...

Qué sentido tienen tantas cosas en tu Estado laico, libre y democrático?
A veces dan ganas de decir como Piero: "algunas veces es mejor dormir"...pero casi es imposible cuando algo realmente te importa, no?