Monday, August 20, 2007

Karma


Cada vez que se volvían a encontrar, sus miradas, titánicas en su avance, se detenían en el abismo de sus ojos... Ahí se develaba una y otra vez, vida tras vida aquella historia inconclusa que les seguiría atormentando, a mi parecer, eternamente.

Me encontré hace poco con esta amiga, cuyo nombre me reservaré (aunque me torturen) porque le prometí guardar su secreto. Ella siempre tiene este nombre entre los labios, un nombre impronunciable como dice ella... me llama la atención porque alguna vez yo misma fui innombrable así como hay quienes lo son para mí, y... es que hay nombres que es mejor dejar reposar en el silencio.

Para mi amiga, a quien llamaré Eulapia, todo estuvo bien hasta que llovió. Un día llovió y ella se desbordó como los ríos y comenzó a llorar y a llorar por alguien cuyo nombre ni siquiera se atrevía mencionar. Traté de consolarla, pero fue imposible. Eulapia necesitaba el llanto.
En su sabiduría urbana, dijo que lo más terrible de la pasión viene cuando ésta termina. Cuando escampa en el cuerpo, sin relámpagos entre las piernas, sin truenos en la garganta... La sequía de la ausencia.
La pobre Eulapia, tan perfecta en su desierto, tan inocente tratando de atrapar el viento.

Al final, lo único que pudo consolarla fue saber, que tal vez en otra tierra, aun llueve. Y que en cada tormenta, alguien recuerda sus piernas como represa que contiene una posible inundación.

Soundtrack: The blowers daughter, Damien Rice
Ver video en posteos de Junio en este mismo blog.

4 comments:

Eyra Harbar said...

ay dio mio dio mio,
cuanta tragedia pol dio

Carlo said...

Me pregunto si los nombres tienen la función de no ser recordados, y debería ser, porque siguen siendo nombres, la cuestión es sobre la trascendencia y los ánimos de vivir. Que ya se me pone el rayo ese entre las piernas y dibuja un eclipse.

Besos, Carlo.

Anonymous said...

La problemo es que los nombres siempre conjuran,evocan, o no?
Debe ser por eso que en algunas culturas se ponen dos nombres: el de a diario, y el de a de veras, el que no debe saber nadie, para que no te roben la esencia vital.
Un nombre nunca es sólo un nombre: es presencia,es recuerdo, es memoria.
Si no te nombro no existes, al menos en ese mundo de afuera.
Dicen los y las abogadas que acción es todo aquello que causa modificación en el mundo exterior.
Y vaya que algunos nombres causan exactamente eso.
Lillith

Anonymous said...

Xe imprime...?¿