Clases para mujeres urbanas

Decidí meter cuatro materias este trimestre, el máximo son tres, pero digamos que soy una estudiante…. Iba a decir aplicada pero la verdad es que no soy muy aplicada. No importa, de todos modos me dejaron meter cuatro. Cuatro materias porque soy muy inteligente (no quiero sonar arrogante, pero si tengo buena notas y no soy aplicada de algún modo sucedió).
En fin… es agotador, dar clases más allá de las 8 pm, pedagógicamente después de 1.5 hrs de clases en la noche, el ser humano deja de recibir información y procesa mucha de la que ya ha adquirido en el día… en pocas palabras, cuesta concentrarse en la paja brutal que hablan los profesores.

A esto voy, los profesores… uno en especial. El buen profesor de dirección estratégica Manuel “yo tengo muchos años siendo profesor”…
Este tipo que comienza su discurso nocturno diciendo “aquí todos somos profesionales, todos estamos para hacernos más competitivos, más valiosos para el mercado y bla bla bla”; durante toda su clase puso ejemplos de mujeres haciéndose blower, lo desorganizadas que somos las mujeres, las mujeres que manejan mal y no se enfocan porque no se concentran… que para hacer feliz a las mujeres hay que regalarles una buena estufa, porque esto la hace competitiva en relación a “las otras” amas de casas y así el esposo tendrá su comidita lista y en el hogar todos serán felices.

Me sentí indignada… sobre todo porque si ese fuera el sentido, la meta final de los marditos 120 dólares que me cuesta cada materia. Yo optaría por buscarme un buen marido, que me pase de mesada 100 al mes y me cambie la ordinaria estufita de mesa que me costo 17 dólares en salsipuedes.
El tiene razón, la estrategia que uso para “hacerme más competitiva en el mercado” ha sido la errada durante toda mi miserable y académicamente bien formada vida.