Caía la tarde y la noche detrás de ella. En la sala del hogar podía percibir claramente la música de los vecinos gays que además de ser tan divertidos son incansables. La distancia entre mi habitación y la sala es eterna, casi casi que se necesita visa para moverse de un lado al otro de la casa. Así que al escuchar en la sala la música de mis vecinos que están justo detrás de mi recamara supe que sería una noche… intensa.
Cuando mi bloqueo mental iba al ritmo de los éxitos de los setentas y ochentas, algo como que cayó sobre mi sueño y del susto me puse de pie sobre la ventana… ajá golpeaban a mi vecina; la que vive justo en el edificio de al lado y su ventana da con mi ventana.
Entonces claro los otros vecinos llenos de motivos cantaban a todo pulmón “Mi reeeyyy era un mounstrroooooooo de piedraaaaaaa”… a lo cual yo solo podía preguntarme si todo eso sucedía o es que acaso yo soñaba.
En el país tropical la policía llega más rápido para bajar la música de los gays que para defender a una mujer violentada.
En fin… a partir de las 3 am mi cuerpo se puso en mi contra absoluta y todo fallaba, desde la respiración hasta la circulación. (Pensé en los camellos con su magnífica nariz especial para respirar el aire seco del desierto).
Quedó claro que prefiero morir de tos que de calor… así que como mi vecina no huyó de su marido que la golpeaba; yo jamás apagué el abanico que casi me provoca un paro respiratorio.
¿Qué hace que cueste tanto detener lo que nos hace daño?
Cuando mi bloqueo mental iba al ritmo de los éxitos de los setentas y ochentas, algo como que cayó sobre mi sueño y del susto me puse de pie sobre la ventana… ajá golpeaban a mi vecina; la que vive justo en el edificio de al lado y su ventana da con mi ventana.
Entonces claro los otros vecinos llenos de motivos cantaban a todo pulmón “Mi reeeyyy era un mounstrroooooooo de piedraaaaaaa”… a lo cual yo solo podía preguntarme si todo eso sucedía o es que acaso yo soñaba.
En el país tropical la policía llega más rápido para bajar la música de los gays que para defender a una mujer violentada.
En fin… a partir de las 3 am mi cuerpo se puso en mi contra absoluta y todo fallaba, desde la respiración hasta la circulación. (Pensé en los camellos con su magnífica nariz especial para respirar el aire seco del desierto).
Quedó claro que prefiero morir de tos que de calor… así que como mi vecina no huyó de su marido que la golpeaba; yo jamás apagué el abanico que casi me provoca un paro respiratorio.
¿Qué hace que cueste tanto detener lo que nos hace daño?
2 comments:
Ésa es una gran pregunta. Sólo podemos aproximarnos, tender acaso la mano, lo demás depende de cada quien.
En mi Edificio he visto 3 casos de maltrato, sólo 1 fue valiente y el "man" se fue (aun la merodea pistola al cinto), la otra se mudó porque nos nos soportaba a los vecinos solidarios (solidarios con qué me pregunto ahora), la tercera, ésa se quedó a seguir disimulando el "mongo".
Los vecinos gays? En general son tranquilos, 2 veces al año cuando cumplen años, hacen el trencito y cantan ;)
Abrazo
Por ahí te voy a contar como terminó esa noche...
no estuvo nada fácil.
Por cierto mi correo es baisabai79@gmail.com para cualquier información o conversación informal.
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