Thursday, December 07, 2006

El hambre de las bestias

Los leopardos no terminaban de acercarse. Se movían jadeantes, mirándome fríamente, sin temblar de furia. Yo con gran temor de respirar no movía nada de mí. Uno de los esfuerzos más agotadores para el cuerpo es mantenerse inmovil; sin embargo yo pensé que de este modo estaba evitando el feroz ataque.
Exhale profundo y miré ansiosa todo el escenario. La inmovilidad, más que un recurso de supervivencia fue un acto de obligatoriedad.

Ahora más ligera, me despido de mis restos y del hambre de las bestias.


**(tomado de una historia real)

2 comments:

wakalani said...

Me pregunto qué habría pasado en caso contrario...

Agua said...

What if?
One of the most popular questions during the past years...